Monday

Jazz triumviratum, ex pluribus viciis


Que maravilla reencontrarse con viejos discos, si hoy va de discos, y hablare de cuatro maravillas del jazz, (IMMO) in my modest opinion que dicen los americanos. En primer lugar, un disco con el que como digo acabo de reencontarme tras un pequeño percance informatico. AHi va, Inglewood Jam - Charlie Parker & Chet Baker (en el restaurante The Trade Winds - 1952) Casi como la polisemia de jam indica, en principio, claro, improvisación musical, tipica del jazz, bla bla bla, pero tambien esa mermelada casera que, imagino, nadie podia hacer como esas grandes (de tamaño, si) mamas del barrio mas negro y mas conocido de los EEUU. Y sí, este disco es mermelada casera, joder, sonido crudo, poca gente, pero el Charlie Parker mas suelto, mas tranquilillo que he oido yo, que tampoco he oido mucho. A veces estridente, supongo que por el alcohol, un Parker poco melodico, poco melancolico, mas bien extasiado, y se nota, joder si se nota. Es de los discos mas Basquiat, en ese sentido, mas crudos, aunque con canciones tipicas, es 1952, pero bastante genuino.

Despues de ese disco que como digo es extasiante, toca uno tranquilo y en ese caso me gustaria hablar de The Silver collection - Oscar Peterson Trio & Stan Getz (ni idea del año). Uno de los discos mas finos de la historia del jazz, tambien claro IMMO. No hablare de los demas componentes, como no hice mas arriba, ni hare el pedante sobre quien tocaba el saxo tenor y quien las baquetas y toda la parafernalia de locutor guai de radio, porque no tengo ni idea, y porque en ese sentido es poco importante. Lo que si hare es hablar de semiotica, que aunque sea una palabra guai, no deja de ser, que coño pasa cuando pones el disco, con pretensiones objetivas, eso si. El sonido. Y el sonido es net i polit como hay pocos, con canciones tipicas, si pero con un toque muy particular, lo se, es Oscar Peterson, y con ese Stan Getz que siempre pone el tono. Hay que reconocer que si hay discos que cambian el humor, que establecen cierta atmosfera, para bien o para mal, hacia tranquilo en este caso, este es uno de ellos. Tiene colores, calidos, tonos, tranquilos y establece esa conexion con el oyente, en ese proceder cerimonioso que transporta, casi magia pura, chavales, en esencia, y dos de los grandes musicos de este jazz ceremonioso. Un a must have.

En tercer lugar y para acabar ya la masturbación musical, acabare con un disco mixto y un concierto ilusorio. Ese Thelonious Monk & Miles Davis - Live at Newport 1958-1963. Digo ilusorio porque como indican las fechas, estos dos magnates del jazz nunca tocaron juntos, en especial, segun las malas lenguas, ya que no lo he confirmado, porque Miles Davis no queria tocar con Thelonious Monk, por parecerle un musico menor, sin talento, soplagaitas, bla bla bla. Tu te lo pierdes Miles. Ni que decir tiene que a mi Thelonious Monk, aun con su estilo de tocar a lo niño subnormal, creedme si lo vierais me dariais la razon, es un puto genio de la musica, asi como quiza un pianista menor. El quid es que joder, con el piano en las manos, es toda una selva de sonidos lo que sale de la cabeza de este tio y musicalmente, en lo que a revolucionar y crear musica, es de los mas grandes. En este sentido Miles tambien es un maestro, ambos revolucionaron, por separado, claro, el jazz dos y tres veces, del swing al bop, con el bop, veintisiete estilos, del hard-bop al free-jazz, cool, etc. Y asi un largo de estilos con nombres pedantes. La magia de los de la discografica es hacerle la pua a Miles y editar este album. Dos concietos, separados, con los mismos musicos; solo que en uno era Miles el solista y director, y en el otro era Monk. El resultado, una mezcla entre extasis y tranqulidad, tambien atmosfera, transporte, metro, tren, todo el puto TM de Barcelona, con miles de sonidos y las canciones de siempre. Detalle, el concierto de Monk dura menos, porque se ve que no estaban comodos, se fueron a medio concierto, incluso dejan mal al presentador, que presenta X canciones y el concierto acaba con X-2. Aun asi, aunque fuera mal, estuvieran a disgusto, borrachos o con gripe, joder, es uno de los conciertos mas cojonudos de Monk, y sobre Miles, como siempre. Un disco, gracioso por las anecdotas, pique entre ambos musicos, el medio concierto de Monk, pero musicalmente, en lo que al sonido se refiere, de lo mejorcito de la historia.