Monday

Héroes de pacotilla


Por entonces, ya había descubierto
que todo, lo bueno y lo malo,
deja un vacío cuando se interrumpe.

E. Hemingway




Iba a ser un viaje tranquilo en el tren de siempre. Linea nosecuantos, Vilanova i la Geltrú-Sant Celoni. Sortida immediata. Ultimo vagón de la fila. Acabo el cigarrillo, con aire estresado por fumar un poco más y veo a una cuarentona con medias de colores esperando justo en la puerta, ya dentro del tren. Me mira, pero no se que piensa de mi. Yo veo claro que es una señal, pero la ignoro y me dirijo hacia la planta superior. Pienso, se verá mejor el paisaje. En mi país hay dos tipos básicos de trenes de rodalies, que dan la vuelta, hacia Barcelona. Mismo modelo, misma pintura roja y blanca, con una misma C como logo, pero con dos tipos de vagones. Dos o una planta, el resto es todo igual, excepto que en algunos de dos plantas, los sillones son acolchados, aunque no demasiado. Por suerte, este es mi caso. En cuanto llego a la planta superior me dirijo a un asiento. Me doy cuenta que de la serie de tres asientos consecutivos, que va en la dirección del tren, hay un hombre sentado en el lado del pasillo, de unos cuarenta años, gordo, ropa oscura y pelo sucio. Bueno, el mio tampoco es el de un príncipe que digamos, pero.. en ese momento pienso, que raro, no esta en sentado en el asiento que da a la ventana. Todo los asientos de ventana, están comúnmente ocupados, siempre. Pero no en este caso y me dirijo a sentarme en el otro extremo, el prima sede con vistas al paisaje sub-urbano que el tren ofrece. Vamos iba a sentarme en la ventana.

De pronto, veo que hay una potada (vomitado) matinal en ese rincón del asiento, en el suelo, momificada pero regalimante - ya me entendéis. Y no se cómo, ya que sin pensarlo me muevo rápido y elijo otro sitio avanzando por el interior del piso. Mientras, vuelo por el tren, pienso; no era tan tonto el tipo del pelo sucio y aires de preocupado. Me hago con un sitio, elis elis, aunque me toca pasillo. Al lado, una de estas tías góticas rellenita pero alta de cromo que mira por la puta ventana escuchando música. Todo negro, medias a flores, negras, botas la-ostia-de-grandes y el típico pelo rojo encendido, tinte rojo zorro ingles del catalogo tal. Se merecía una descripción por el esfuerzo que le llevaba ir así. Pienso: bueno, otra cualquiera. Normalmente, iría mejor un tren abarrotado para mi historia, pero tampoco hay poca gente. Además mi historia, tampoco es muy normal. Delante mio, justo, una chica con pelo de buena y gafitas. Cara carnosa y pensamientos tristes, durmiendo. En el bucle de sillas de delante, dándome la espalda, un hombre gordo con el pelo rapado, en el que despuntaban pelos blancos; parece dormir. Delante suyo, cuarentona durmiendo. A su lado, también dándome la espalda, una mujer de unos 35 o 40 años, morena, y cuando se levanta y se vá, durante el transcurso de mi recorrido, veo que es poco coqueta, aunque ella cree que si. También tiene aire de preocupada. A mi derecha, el viejo que hace sudokus y la abuela que temblando se ufana, mirando por la ventana. Y ole. El vagón, bastante lleno, pero con huecos. Gente sentada ocupándose de sus asuntos. Un tren típico, vamos.

En esto que voy leyendo a mi amigo, que ya es amigo mio, Hemingway en su A moveable feast o París era una fiesta. Libro póstumo. Ughh. No esta mal, me esta gustando este libro, aunque claro, es un libro de, sobre y para escritores, buenos o malos, medio autobiográfico, medio inventado. En París, que más queréis. Yo iba entretenido con mi lectura, cambiando de pierna y de postura, según avanzaba el viaje, mientras veo que me sube un sonido por la espalda, como si fuera un insecto. Titoticotico hacia arriba. Me paro a pensar y veo que viene también por delante. Lo noto trepar por mi cuerpo incordiando cada vez más. Es una tonadilla indescriptible. No tengo palabras. Como apagada, monótona, ronroneante, pero abyecta, no sé, que nadie tendría en un móvil. No la entendí. Empecé a ponerme nervioso. Puta tonadilla. Joder. Y nada, dale que te pego, seguía sonando una y otra vez. No se detenía nunca. Me dije, bueno no pasa nada, joder, es una puta alarma. Pero la melodía sigue y sigue sin cesar. ninonino..nini un sonido espasmódico, como el de un héroe punk antes de la muerte. Miro a la gente de delante, ya no puedo leer más. Y la gente parece no darse cuenta de la tonadilla. Pero sigue sonando. Suena y suena. Joder. Alguien se lo debe estar pasando bien, me viene a la cabeza. Que chorrada. De pronto veo que la gente empieza a mirarse pensando en si alguien no se dará cuenta de que le llaman. Miro a la chica de delante mio, la que duerme. Pienso igual.. habría que despertarla. A todos se os pasaría por la cabeza. La melodía eso si, sonando. Sin descanso. Pienso: ¿será la nueva música del tren? ¿Minimalismo moderno? Luego pienso en múm un grupo islandés, creo, minimalista, si queréis, y me vienen ganas de darme con un palo en la cabeza. Por blasfemia. Pero paso. La melodía sigue su curso por mi cabeza. Antes trepaba por la espalda ahora esta ya cerca del núcleo. ¡Dios santo, va a explotar! - pienso - que dicen en las películas. La gente esta ahora ya mosqueada. ¿Será una videoconsola? Ni siquiera un juego tendría una música tan monótona y cutre. Sin sentido. Joder que te maten ya, si es una consola, quien quiera que seas. Pero sigue sonando. Cuando se acaba su singular melodía, pasan 3 segundos y vuelve a empezar. Si es alguien llamando se estará cagando en dios y su madre, como yo mismo. Que cuelgue joder. ¿No ves que no contesta? Cuelga ya hombre. La mujer de la que antes hable, no tan coqueta, que estaba en el bucle siguiente, dándome la espalda, se levanta y se va, y la musiquita va y se para.

¡Joder, se ha parado la melodía infernal! Alelluia ¿Qué, joder, para cuando la siguiente masacre? Pero de momento, silencio. Silencio. ¿Se habrá parado?


Y en ese momento, después de haber arrancado el tren, hacía unos segundos, ahí estaba otra vez. ¿No te habías ido? Pero ahí, estaba, otra, vez. Me caguen la mar. Ya no trepa, ahora es un vendaval que me aplasta la cara, como si tuviera cierta ira en su existencia. En plan, ahora te jodes. Bofetada. Y suena y suena, se para, y sigue sonando. Que pesada. Pongo cara de mala leche, intentando poner cara de - 'eh, tenemos que parar eso cuanto antes, joder'. Pienso, molaría que alguien se levantara indignado y se manifestara en contra, a lo loco, por la puta musiquita. Pero nadie te va a sacar las manos del fuego. Mierda. Joder me están dando ganas de matar al dueño o a la dueña.

Joder, que lo apague ya.

- ¡Que se calleeee! ¡Que se callee yaaa! ¡Joder! -






















Y se apagó, tu. Y no hubo más.









EN FIN

-qué tontería de historia-