Friday

Ask me why


Pintura

Y empieza todo como en el jazz.
Empezando tarde, una radiante luna llena
y un amor, unas caricias,
que todavía arrastran su sabor por mi lengua,
bañado en pasión.

Y un sólo del color negro,
marcando limites, dando lugar a todo lo demás.
Poco a poco, el conglomerado empieza a mostrarse,
atmosférico, confuso, en el ambiente.
Mortero, aceite, tierra, naranja,
empiezan a verterse, rodando,
jugando con esas notas de negro primario.

Empieza el baile, tímidamente, casi pulcro.
Hasta que por hastío o frenesí,
la pulcritud va dejando sitio a la barbarie,
al ritmo, a la inocencia.
Manchar hasta desordenarlo todo.
Un caos bajo un continuo.
Y luego, despistado, aplacado,
todo empieza a surgir.
Plácidamente.


Ritmicamente.

Ahora ya más rápido.
A toda velocidad.
Los verdes y los naranjas se unen,
fructifican, se rompen, se quieren
y mutuamente, en un baile sin control aparente,
hasta que en dos golpes, en dos estocadas, chocan,
en una ola heroica que todo lo arrastra,
que todo lo configura,
ese pequeño estribillo que a todo da sentido.