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El arte de hoy es banal como la vida misma que llevamos


Jean Clair, conservador del Pompidou (75-89); director del Museo Picasso de París (89-05)
"El arte de hoy es banal como la vida misma que llevamos"
LLUÍS AMIGUET - 25/02/2008

Tengo 67 años. Nací en los suburbios de París, hijo de paletos inmigrantes. Fui comunista, me perdí en la estética y hoy ando en busca de una ética y una moral: sin ella estamos viviendo en una granja sin sentido. Soy comisario de la exposición de Zoran Music en la Pedrera.

Usted ha dirigido el Museo Picasso; conservador del Pompidou y... ¿ha sido comisario de cuántas exposiciones?

Cuarenta y dos, creo.

¿Ha disfrutado en Arco?

No me interesa Arco. Cuando voy a exhibiciones de arte contemporáneo me aburro.

¡. ..!

Son banales.

¿Por qué? ¿No explican lo que pasa?

Al contrario. Reflejan la vida de hoy, y ese es el problema: la vida de la que ese arte es fruto y que llevamos la mayoría es fútil, frívola y superficial como él... ¡Sin ningún espesor existencial!

Muchos dicen vivir vidas intensas.

Estamos vegetando al compás del mercado: comemos, dormimos como animales en una granja próspera y bien surtida: comer y dormir, sexo: ¡la granja de Occidente!

Tiene usted un buen día, veo...

Intento ser sincero. No hay ninguna emoción en las vidas de la mayoría de los ciudadanos del mundo próspero, y eso se refleja en el arte de hoy: a lo máximo que aspira es a ser divertido. Y lo que teme todo creador hoy es ser aburrido... ¡Qué ambición! ¡Qué gran misión para el artista!

Ya es algo.

No es nada. Si lucháramos por un pedazo de pan, si quedarnos quietos significara morirnos de frío, entonces nuestra supervivencia estaría cargada de significado, como lo está el arte de esos países donde todavía se muere por un pedazo de pan.

Miseria no siempre quiere decir trascendencia ni calidad creativa.

¡Oh, sí! Cuando comer y sobrevivir tienen un sentido, también lo tiene el arte, pero nuestro ir tirando de pollo bien alimentado en una granja no tiene ningún interés, y el arte con que se expresa, tampoco.

Pues yo me alegro de no haber tenido que soportar grandes guerras ni hambre.

¡No hace falta retratar el horror ni sufrirlo para dar contenido a tu vida ni al arte que la refleja! Vermeer fue un genio que nunca salió de su apacible pueblo burgués y daba sentido a escenas cotidianas: una lechera, una mujer cosiendo. Si las explicas, parecen anodinas, pero cuando las contemplas... ¡Qué emocionantes! Porque su vida tenía sentido y lo transmitía.

Bueno, pues somos todos mediocres.

No se trata de eso. La gente hoy vegeta sin sentir ni apreciar el don de la vida, como si todos fuéramos a vivir miles de años: sin dar importancia al hecho de estar vivo. Parece que secretamente se hayan creído que serán eternos: los clonarán y les recambiarán los órganos a medida que los necesiten...

Eso sí que sería un buen cuadro.

... para poder seguir vegetando en la granja unos años más. Un día más, otro, otro, la jubilación... ¡Y ese sinsentido se refleja en el arte! ¡Por eso le digo que no vale la pena ir a las exposiciones de arte contemporáneo!

Pues cada vez se cotiza más.

Cada vez el precio del arte contemporáneo es más alto, y su valor, más bajo.

Sólo el necio confunde el valor con el precio y compra ese arte.

Yo no lo confundo porque ni compro arte ni especulo con él. Eso me salva de la idiotez del mercado del arte contemporáneo. Sólo soy una persona, y me gustaría que una obra de arte me dijera algo.

¿No le interesa nada?

A falta de algo que decir, surgen las anécdotas y, como no tiene interés el mundo,el arte se entretiene en lo inmundo:la sangre, el horror, la mierda, como hacen las malas películas de miedo. Es una banalidad diferente. Otro modo de pornografía. La falta de sentido de la imagen es el precio que pagamos por el exceso de imágenes.

¿En qué sentido?

¿Cómo temblar de emoción ante el sutil erotismo de una virgen renacentista si hoy con un clic tienes miles de imágenes pornográficas de todas las perversiones imaginables?

¿Me va a hacer un alegato moral?

No soy un hipócrita. Yo soy carnal, y la pornografía me atrae, pero sé que pagamos un precio en sensibilidad por ella; como lo pagamos en densidad vital por la facilidad con que sobrevivimos. Fíjese en la polémica del velo: es muy interesante...

¿Por qué?

El rostro humano ha sido algo divino durante miles de años: no se enseñaba así, de cualquier modo.

¿El velo femenino no es machista?

También los hombres cubrían su rostro y su cabeza. Hoy los rostros ya no dicen nada: vemos millones por todas partes y en todo tipo de imágenes y canales. Antaño un retrato en un cuadro era emocionante, porque cada rostro era un reflejo de la eternidad. Hoy cualquier rostro es una vulgaridad.

Unos más que otros.

¡Anuncios! ¡Pornografía! Y es peligroso que un rostro deje de ser único y emocionante.

¿Por qué?

Porque así es más fácil meternos a todos en la granja y, algún día, en el matadero.

Si se pone usted así.

La imagen del poder era también el poder de la imagen. Hoy el poder se mira en un espejo vacío: el arte contemporáneo. Grandes edificios vacíos, grandes espacios huecos y, alrededor, oficinas de funcionarios aburridos. Nada que decir. Ahora mire conmigo los cuadros de Music. Mire esos montones de muertos de Dachau: cómo surgen en los paisajes...


La vida y los muertos

Paseo con Clair por la exposición de Music: me apunta cómo las montañas de muertos de Dachau ya se atisban en sus paisajes primaverales. Y descubre al Greco y a Goya en cada singular rostro cadavérico: "Music estudió a Goya, y no has visto un muerto hasta que lo has visto pintado por Goya". De Picasso me explica que los pasos de su Semana Santa malagueña - "la Natividad y la Piedad: fíjese"- están en el Gernika. Pero se cansa de hablar de arte. Sólo se anima al contarme las aventuras de su amigo revolucionario Regis Debray con el Che en Bolivia y ahora en Palestina: "Regis actúa y lucha y escribe y se equivoca y lo reconoce y escribe. Yo me quedé en la frivolidad estética: ¡cómo le envidio!".