Saturday

Espera, es manzana.


Esta bien, bajas al nivel de lo científico, así que no puedo seguir en nivel poetico-profético, en el que intentaba enseñarte la verdadera naturaleza del cosmos. Si, solo eran pechos. Carne, glándulas y un pezon, que nunca hemos visto. Solo lo que puedes comprobar.

Y si, la poesía es simplemente acción, producción, del griego poiesis, que quiere decir creación. Hasta aquí todo correcto. Pero que poco tiene que hacer la poesía, con todo el esplendor de la lengua, en comparación con la carne, que ya es poética en si misma.

Poesía, quiza sea lo que sucede en tu cabeza cuando contemplas la realidad que tienes delante. Cuando entiendes el poder de aquellos pechos. Cuando quedas hechizado.

Pero también entiendo que no hay una separación entre el objeto, como ves tu, y el sujeto, a saber: los pechos y un servidor. Objeto y sujeto son invenciones humanas validas para las ciencias positivas, en el punto en el que hablamos ahora. Pero las ciencias de lo humano no pueden establecer estos cortes, estas dos sustancias, como si nada hubiera pasado. Precisamente porque se ha superado en algo el giro lingüístico, y los reductos de analíticos han quedado ya desprestigiados, como ellos hicieron con sus predecesores, precisamente por eso, sabemos que esa distinción entre los pechos y lo que yo pienso de ellos, no es tan evidente. Lo que yo pienso de ellos es solo una gota en el océano, de lo que es pensado por el ser humano en general. Y lo que tu piensas, otra gota. Y los pechos en si, y el poema que los lleva, otra. Todos somos parte del mismo océano, por lo que todos, nuestras mentes, nuestras libretas, nuestras braguetas, forman la poesía, de la que hablaba. Eso si, como aquellos pechos nada.

Con esto no pretendo caer en ningún tipo de relativismo cósmico superguai, sino recalcar algo que se me hace claro y distinto, evidente.

Aquellos pechos, eran la ostia, sobretodo porque ademas de todo lo dicho, han tenido el poder de accionar nuestro cerebro a hablar de ellos. A quererlos, porque son parte de nosotros. Si la poesía esta en mi cabeza, los pechos también, y al revés, yo estoy en aquellos pechos, pues soy uno de los que cantan su gloria y que los lamerían, si tuvieran la oportunidad. Y nos llama la ciudad, vayamos a hacer una birra.

Y lo siento mucho, la naturaleza de la verdad me impide bajarme del burro.

Dijo el poeta-profeta.